Para sentirnos mejor, es decir, para que el balance de nuestra vida sea mas positivo que negativo, las personas necesitamos ser valoradas y queridas por lo que somos realmente, aunque no siempre nos mostremos como somos.

En nuestra vida desempeñamos muchos papeles que son solo eso: papeles. No tienen que ver con nuestra esencia, con nuestra manera de sentir, ni siquiera con lo que nos importa de verdad. El verdadero rol, que en el fondo todos queremos desempeñar, es aquel que nos permita no sentirnos solos, estar satisfechos con nuestra vida y poder gestionarla de forma que podamos sufrir lo menos posible, o tener la mayor felicidad, pero sobre todo el que nos permita mostrarnos tal y como somos. Ser queridos por lo que somos, no por lo que aparentamos.

Para obtener este beneficio, infinitas veces nos equivocamos de camino. Buscamos fama, dinero, prestigio, éxito, reconocimiento social o profesional, incluso a veces, tratamos de ser quienes no somos, como si estas condiciones fueran la garantía para ser felices, cuando en el fondo lo único que ocultan es la necesidad de compartir nuestra vida con el objetivo final de tan solo sentirnos bien. Porque este es el gran secreto. Y para sentirnos bien, necesitamos dar y recibir amor verdadero, estima, y sobre todo reconocimiento de lo que somos realmente, no de lo que pretendemos ser o de lo que otros creen que somos.

Lo que los demás tienen pensado de nosotros y para nosotros, muchas veces no coincide para nada con lo que nos conviene, sin embargo, en vez de  mostrar abiertamente como somos, lo que queremos en realidad o lo que nos motiva, o reivindicar incluso nuestra vulnerabilidad, necesitamos escondernos para tratar de no ser dañados por ese prójimo al que tanto necesitamos, o acatamos los planes de él, olvidándonos de nuestros propios planes.

Esto hace que en mas de una ocasión, nos alejemos de nuestra mejor versión, y nos amoldemos a una imagen cada vez mas ajena a lo que somos, a lo que fuimos, a lo que queremos, o a lo que siempre quisimos ser. Nos adaptamos a vivir en sociedad, y en esta adaptación, nos olvidamos de las relaciones incondicionales, de construir verdaderas relaciones de calidad con muchas personas que nos hagan sentir más realizados y felices, pero desde la autenticidad.

Todos los disfraces que nos ponemos en los distintos ámbitos de nuestra vida son solo armaduras que pesan demasiado a veces, porque no son nuestras, sino prestadas por nuestros miedos. Pero en algún momento del camino acaban cayendo, como todo lo superfluo y artificial, dejándonos por fin ser plenamente como somos, porque no hay nada mas inteligente que tratar de ser uno mismo en cada momento de nuestra vida, haciendo ver nuestras necesidades, ilusiones y aspiraciones.

El estrés que soportamos es mucho mas liviano cuando nos sentimos francamente queridos y acompañados, o sea, cuando tenemos relaciones de calidad.

Lola Lopez

#autenticidad #bienestar #saludmental #relaciones #amor

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X