¿Cómo tienes tu autoestima?
La autoestima es ese componente de nuestra personalidad que nos hace sentir más fuertes para afrontar los retos que nos proponemos, o que la vida nos pone por delante. Una buena estima propia comienza con la ponderación positiva que nos damos ante estos retos, sintiéndonos capaces de remontar cualquier dificultad que surja porque nos consideramos  preparados, y con el suficiente valor de conseguir lo que nos propongamos.
La autoestima es un tesoro que nos hace posicionarnos frente a los demás de forma firme y rotunda, sabiendo que contamos con nosotros mismos para todo. Es algo que nos permite dar afecto sin reservas, y acoger el afecto y el amor que otros nos dan. Nos hace sentir seguros, aceptar los imprevistos y contratiempos, aprovechar las buenas oportunidades, vivir disfrutando sin reservas las cosas buenas que se presentan en la vida.
Para conseguir una buena autoestima, nos tenemos que dar permiso para el error. Como seres humanos, todos nos equivocamos, y en demasiadas ocasiones nos sentimos avergonzados y culpables por ello. Ambos sentimientos suelen estar relacionadas con la respuesta de los demás hacia nuestras equivocaciones. Pero no podemos dejar nuestra propia valoración en manos de los demás. Es necesario saber que de los errores se aprende, y que todos  merecemos segundas, terceras y más oportunidades, sin necesidad de dejarnos torturar por la culpabilidad. Nadie he hecho algo perfecto sin haber aprendido primero. Ningún ser humano está exento de sentimientos contradictorios, antisociales, o que nos hacen sufrir. También tenemos que aprender de ello.
Por eso, cuando nos sintamos mal, cuando hayamos hecho algo con malos resultados, cuando nos parezca que no somos capaces, es cuando más neutrales debemos ser con nosotros mismos. La objetividad anula cualquier enaltecimiento de nuestro yo, que se esfuerza por seguir preocupado de si mismo cuando estamos pasando momentos difíciles. Cuanto peor nos sentimos, mas nos centramos en nosotros y nuestras preocupaciones, con lo que alimentamos la espiral de los problemas y de nuestra indefensión ante ellos. No es ser narcisista si uno se quiere de verdad.

Narcisista es aquel que solo se quiere a sí mismo y que empatiza poco con los demás. Es todo lo contrario a la autoestima, ya que esta ultima repercute no solo en nuestro favor, sino a favor de otros.

Hay algunos antídotos cuando nuestra autoestima está en peligro:
  1. Por un lado, tenemos que perdonarnos. Comprender que la culpa no sirve para nada y que si nos ocupamos de hacerlo mejor la próxima vez, ya estamos haciendo mucho más que si rumiamos lo que ya ha pasado. Aceptar que lo pasado sirve de aprendizaje para seguir creciendo y ser mejores.
  2. Por otro lado, ser asertivos. Nuestra autovaloración implica saber que estamos legitimados para decir y hacer lo que verdaderamente sentimos y pensamos. “Hacerse el muerto” para tratar de no ser visto, hace que cada vez tengamos mas miedo a reivindicar todo aquello a lo que tenemos derecho, a expresar nuestras necesidades y opiniones.
La aceptación de uno mismo es un factor de partida para afrontar  la vida. Cuando verdaderamente nos conocemos, sabemos cuales son nuestras capacidades y limitaciones; cuales nuestros recursos y excelencias, nos respetamos por encima de todo y conseguimos que los demás nos respeten. No necesitamos depender demasiado de los juicios y opiniones ajenas, y no necesitamos compararnos con otros para convencernos de nuestra valía. Además, compararnos con otros, es un error que cometemos a menudo, porque cada ser humano es único.
Es bien cierto que nos vienen muy bien, de vez en cuando, los refuerzos positivos que nos den los demás, ser comprendidos y considerados por otros. Somos animales sociales, necesitamos del afecto de los demás, sin embargo, no debemos confundir afecto y apoyo, con intromisión en vidas ajenas y dependencia. Las opiniones de otros siempre nos deben importar hasta cierto punto.
Se es más resiliente cuanto más confía uno en si mismo, y menos espera de los demás. De hecho, el saber que tenemos el control de nuestros propios problemas y adversidades nos hace más fuertes ante las mismas. Todo comienza con una positiva valoración de nosotros mismos. Hay en cada uno de nosotros muchas cosas de las que nos podemos sentir orgullosos.

Es una lástima que algunas opiniones ajenas nos determinen tanto, y que nuestras experiencias negativas y desengaños del pasado, condiciones tanto nuestro presente y nuestro futuro, pues en muchos casos aminoran nuestra autoestima.

La autoestima es algo que vamos configurando a lo largo de la vida. La primera opinión que tenemos de nosotros mismos, la construimos con muy poca edad, de niños, no siendo para nada conscientes de todas nuestras posibilidades, sin embargo esta idea inicial, creada a golpe de afectos, apegos y dependencias de nuestros mayores, y mas tarde de nuestros iguales, influyen mucho en cómo nos veamos.
Introyectamos opiniones, conductas y opiniones ajenas y las hacemos propias. Afortunadamente al ir creciendo, la vida nos va dando muchas otras oportunidades de descubrir lo que somos en realidad, de todo de lo que somos capaces. ¿Por qué las desaprovechamos muchas veces a base de culpabilidad, autocritica y desconfianza en nosotros mismos?
Hemos de tener tres experiencias positivas para anular el impacto de una negativa, tendemos a pensar en negativo un 60% de las veces, nos centramos mas en los problemas que en las soluciones, tendemos a enfocarnos en lo que nos falta o nos sale mal, en vez de en lo positivo y en los logros conseguidos. Con este punto de partida, no es raro creer que el pesimismo en cuanto a lo que somos y podemos conseguir, se ve incrementado, y el optimismo aminorado, cuando más lo necesitamos.
Es por todo ello que saber que podemos, saber realistamente para lo que mas valemos, y en lo que podemos ser excelentes, allana mucho el camino. Por el hecho de estar vivos, ya hay mucho más bueno, que malo en nuestra vida.
Quienes mas creen en si mismos son los mas aceptados por los demás, los que más fácilmente logran lo que se proponen, y los que sufren menos y tienen más paz interior. 

¿Acaso no merece la pena cuidar nuestra autoestima?

Lola Lopez

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