El pensar y sentir de determinada manera, prolongado en el tiempo, hace que nuestro cerebro produzca siempre las mismas sustancias químicas. Por eso es a veces tan difícil salir de los círculos tóxicos o de las ideas obsesivas que tenemos sobre las cosas, y de situaciones que nos dañan pero no podemos evitar, porque alimentamos de esta manera los mismos sentimientos que van a hacer que nuestro cerebro siga produciendo las mismas sustancias a las que está acostumbrado, para no dañar su equilibrio.

Si actúas, piensas y sientes de la misma forma, generas siempre los mismos resultados. Esta es una explicación de que  estando en un estado de estrés, y cuando en unas circunstancias determinadas no encontramos en el entorno ningún tipo de amenaza o factor estresante, tendamos a buscarlo en otro lugar, porque nuestro cuerpo tiende a la homeostasis y nuestro cerebro lo hace de la misma forma. Quicamente nos pide seguir sintiendo igual para alimentar este estado de conciencia.

Es una forma de ver controlada la situación sin salir del círculo de lo familiar y conocido. Por eso nos podemos sentir bien encontrando desde un amigo tóxico, a un dolor físico, o un estado depresivo y angustioso, todo con el único fin de restaurar el equilibrio químico.

Sin embargo está comprobado que muchas de las razones que nos hacen sentir bien y generar sentimientos positivos, es tener relaciones sanas de calidad con las personas. Especialmente con personas que nos importan. El punto de partida que alguien tiene desde un sentimiento de bienestar y de comodidad producido gracias a estas relaciones, y la tendencia al equilibrio orgánico y mental, es muy diferente. No es lo mismo generar un tipo de conductas u otras, y esto depende directamente de nuestros sentimientos, pero sobre todo de lo que pensamos.

Los pensamientos son quienes nos hacen sentir lo que sentimos, y cuando estos pensamientos son fatalistas o negativos, nos condicionan de raíz. Si nos permitimos tener nuevos pensamientos, cambiando la mentalidad, aprendiendo a interrumpir los pensamientos dañinos, podemos alterar el mensaje químico que recibe el cerebro y será más fácil modificar también el comportamiento, para poder abrirnos y vivir nuevas experiencias positivas. Como una “revolución mental “que nos permite volver a la mejor versión de uno mismo.

Nos acostumbramos a los sentimientos que constantemente estimulamos. Es más, nos volvemos adictos a ellos. Si estos sentimientos son negativos, por raro que pueda parecer, nuestro organismo interpreta estos niveles de sustancias químicas como confortables y siempre tendera a restaurar estos niveles, pues una bajada de los mismos, nos traerían mayor ansiedad, por eso la mente se convence a si mima que necesita seguir segregando estas sustancias toxicas.

Todo empieza en la mente, pero si nos lo proponemos, también podemos condicionar la mente. Depende de como la alimentemos.
Lola Lopez

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X