LA INERCIA DE LA MENTE

Pensar y sentir de determinada manera, prolongado en el tiempo, hace que nuestro cerebro produzca siempre las mismas sustancias químicas, y se habitúe a ellas. Esa es la explicación de por qué hay personas que tienden a ver siempre la botella medio llena, y por eso es a veces también tan difícil salir de los círculos tóxicos o de las ideas obsesivas que tenemos sobre las cosas, o de situaciones que nos dañan pero no podemos evitar.

Si actúas, piensas y sientes de la misma forma, generas siempre los mismos resultados. Esta es una explicación de que estando mal por mucho tiempo, y cuando no encontremos necesariamente en el entorno ningún tipo de amenaza o factor estresante, lo vayamos a buscar en otro lugar, porque nuestro cerebro tiende a restaurar el equilibrio que le proporciona la rutina. Quicamente nos pide seguir sintiendo igual para alimentar este estado de conciencia al que estamos acostumbrados.

Es una forma de ver controlada la situación sin salir del círculo de lo familiar y conocido. Por eso nos podemos sentir bien buscando y encontrando todo aquello que nos hace seguir sintiéndonos mal. Por ejemplo un amigo tóxico, un dolor físico, una droga, o un estado depresivo y angustioso, todo con el único fin de restaurar el equilibrio químico. Esta es la base por ejemplo del victimismo, el pesimismo y de las conductas adictivas. El cerebro quiere más de lo que está acostumbrado a recibir, ya sean drogas, conductas, sentimientos o razonamientos. Todo lo que nos da la recompensa que necesitamos.
Nos acostumbramos a los sentimientos y comportamientos que constantemente estimulamos. Es más, nos volvemos adictos a ellos.

Salir de la zona de confort, aunque esta sea profundamente dañina, nos puede acarrear más ansiedad, por eso la mente se convence a sí misma de que no puede haber cambios sustantivos pues necesita de estos componentes tóxicos para no ver perjudicado su equilibrio.

Si nos permitimos tener nuevos pensamientos, cambiando la mentalidad, abriéndonos a nuevas perspectivas de las cosas que permitan percepciones distintas, aprendiendo a interrumpir los pensamientos dañinos, podemos alterar el mensaje químico que recibe el cerebro y será más fácil modificar también las emociones y el comportamiento. De esta forma nos abrimos a vivir nuevas experiencias más positivas y podremos salir de la espiral.
Lola Lopez

www.lolalopezpsicologia.com

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