La imagen que tienes interiorizada de ti es la imagen que, si no tratas de distorsionar a propósito, transmites a los demás.

Personas incompetentes e ineptas, a menudo se sienten muy superiores, consiguiendo que los que tienen alrededor, les reconozcan como tales, y algunas personas competentes y preparadas, pero que tienen interiorizada una imagen más negativa de sí mismas, dan la impresión de ser lo contrario, porque exteriorizan algo que tiene que ver más con la incompetencia e ineptitud, paradójicamente. Esto lo encontramos frecuentemente.

No mostrar lo buenos que somos, a veces no solo es cuestión de humildad. La idea negativa de nosotros mismos tiene mucho que ver con nuestros sentimientos de culpa, y con la aceptación de opiniones y juicios negativos ajenos, que han sido formulados, seguramente por alguien clave, en algún momento clave. Que han sembrado en nosotros, el germen de la inseguridad. Nuestra parcial responsabilidad es que nos lo hemos creído, y esto, ha ido mermando progresivamente la buena idea acerca de nosotros a nivel inconsciente.

Pasamos por momentos de nuestra vida, donde la seguridad en uno mismo ha podido estar en declive por diversas circunstancias, o nos ha pillado más débiles, y probablemente, a consecuencia de esto, hemos podido introyectar una imagen que no es la nuestra, que tan solo se corresponde a un hecho puntual en nuestra vida, acompañado por pensamientos de culpa, emociones y sentimientos fuertes que han contribuido a “asentar a fuego” esa imagen.

¿Te has parado a pensar que eres mucho más que una imagen introyectada de ti mismo?

¿Te has parado a pensar que todo aquello que te ha conmovido en algún momento de tu vida negativamente, ha podido tener tanta carga emocional que te ha dejado un sentimiento basado en algo irreal que no eres?

Cuando pensamos demasiado mal de nosotros mismos, en algún aspecto de nuestra vida, y extendemos esta imagen nefasta a otros ámbitos personales importantes, siguiendo una tendencia pesimista, podemos acabar en una depresión, o un estado de tristeza permanente, pues nos puede parecer que el hecho de ser malo en algo, o de haber hecho algo mal, obedece a que somos así realmente.

Los pensamientos negativos activan sentimientos negativos, y esquemas mentales negativos. Lo malo es que, llegados a un límite, no podemos caer ya en la cuenta de que se trata de una distorsión tras otra, sin ninguna objetividad, y que nos lleva al negativismo como forma de ser y estar.

Tenemos unos esquemas mentales que actúan a nivel inconsciente. La autoestima se va configurando como un software a lo largo de la vida.

Según palabras de Epstein, “el éxito llega partiendo de un padre que alaba los logros de sus hijos y es tolerante con sus fracasos”.

La discreción y la humildad que caracterizan a las mejores personas, en muchos casos las mas equilibradas, les hace pasar desapercibidas muchas veces, siendo quizá nunca reconocidas.

Podrían ser como líderes, los menos seguidos por las masas, y sin embargo los que tienen más que aportar. Probablemente muchas veces, sean los más interesantes humana y profesionalmente. El tener facilidad social e inteligencia emocional, haría que sin necesidad de “venderse”, estas personas se dieran a conocer, estando por supuesto, en el escenario real adecuado, lo cual no siempre se da, y no siempre se busca.

A veces parece que hoy de lo único que se trata, es de saber vender y venderse. No importa lo que haya en la trastienda. Lo que no se vende, parece que no existe.

Pero lo que se vende, no necesariamente es lo que es, y lo que realmente merece la pena, si no se ve, no interesa tanto. El fondo, ocultado fácilmente por el envoltorio de la venta, parece menos importante.

La exposición social que ponen a nuestra disposición las redes, unas veces favorece a los “buenos”, pero mucho más a los “malos”, que dejan en la penumbra a los primeros, por su intención y facilidad para la venta engañosa.

¿No contribuye esto a forjar un “mundo al revés”?

Solo por el hecho de socializar y sentirnos conectados con otros, contribuimos a ello, y transmitimos una imagen, que muchas veces no es realmente lo que somos, sino lo que pretendemos.

Es lo que se ve, lo que se compra, o no se compra. ¿Pero, esto es todo lo que debemos creer? ¿Qué hay detrás de un producto o imagen pública creada a golpe de marketing para el público, o configurada intencionadamente detrás de una imagen personal?

¿Por qué es tan fácil creerse, lo que dicen, o nos dicen, las redes de las excelencias de algo o de alguien?

Somos más fáciles de influir, cuanto más tiempo estemos expuestos y utilicemos esta “vía social remota”, que son las redes, para saber de los demás, para explicar lo que hacemos y somos constantemente. Cuando curioseamos de los otros por el mero placer de hacerlo.

Los valores, los principios, la cualidad humana, y sobre todo la humildad, es de una de las cosas únicas, que no se pueden vender objetivamente.

¿Son los más populares los más seguros de sí mismos?, ¿son los que mejor se saben “vender “las personas que realmente merecen la pena.? O ¿será que los buenos, aceptados socialmente no son tan buenos, y los ausentes, solo por estar a la sombra, no son tan malos?

En otro orden de cosas, ¿Por qué personas que han cometido incluso crímenes, no exteriorizan ninguna culpabilidad, y sí, sin embargo, una gran seguridad personal que les hace ser incluso líderes seguidos por personas? ¿Y por qué personas que han hecho mucho bien a su alrededor, no son creídas, no interesan ni son seguidas por nadie?

El la última guerra mundial, el mayor líder, antisemita y racista, capaz de exterminar a cientos de miles de personas, fue visto como alguien digno de seguir, como alguien muy fuerte que podría mejorar la vida de la gente, como una especie de redentor, de muchas personas. Alguien que se supo vender, que se proclamó como líder en la mayor extensión de la palabra, y se hizo creer, hasta que fue demasiado tarde. La buena fama que se supo construir le precedió ante sus seguidores, antes de salir a la luz el horror y el desequilibrio mental que había detrás de todo esto.

La buena imagen que dan los malos muy malos tiene mucho que ver con la seguridad en sí mismos y en algunos casos más patológicos, con la ausencia de afectos, que, con exagerada teatralidad, logran conmover a los demás haciéndose creíbles.

Son reconocidos como personas que merece la pena seguir, como alguien ejemplar a quien imitar. Aceptados incondicionalmente en muchos casos, por otras personas más inseguras que ellos, y con un autoconcepto mucho más negativo y limitado de sí mismas, con menos fuerza, con más miedos.

Si nos dijeran si somos capaces de encumbrar a un psicópata, de seguirlo, considerarlo, e incluso ayudarle, ¿nos lo creeríamos?. Responderíamos que obviamente, no.

Pero no somos conscientes de que están en todos partes revestidos de la autoridad que les da la confianza fácilmente forjada en sí mismos, que les compensa en cierto modo, de la ausencia de afectos, buenos sentimientos, y emociones positivas.

Por tanto, la bondad, la positividad, la humanidad o las competencias de las personas, unas veces se reflejan cara a los demás fielmente, y otras no.

Los fuertes mentalmente no necesariamente son los que tienen más humanidad, los que practican la integridad y los principios morales.

No podemos creer todo lo que percibimos tal cual. Nos haría falta “rascar” mucho más, pues no todo lo que se ve, no todo lo que se plasma en las redes, y no todo lo que parece creíble, es lo que realmente nos importa y nos aporta.

LOLA LOPEZ

AUTORA DEL LIBRO MINDFULNESS EMPRESAS. “LA EXCELENCIA EMPIEZA EN TI”.      http://myBook.to/MindfulnessEmpresas

TALLERES Y CURSOS DE MINDFULNESS PARA EMPRESAS. MINDFULNESS PARA LA EXCELENCIA EN EL LIDERAZGO

Webs: www.lolalopezpsicologia.com |  www.mindfulness-empresas.com

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X