Lo común a todos los capítulos por los que pasamos en nuestra vida, es que tenemos que adaptarnos, y muchas veces eso requiere también reinventarnos. Abrir nuestro abanico vital  a nuevas posibilidades, descubrirlas. Aunque pensemos que ya lo tenemos todo hecho, o que la inercia nos haga seguir cómodamente, lo cierto es que nada es lineal.  Estamos sometidos a un flujo continuo de incertidumbre que en cualquier momento inesperado rompe nuestra rutina. Aunque nada parezca nuevo, lo cierto es que lo es. Tenemos que ir acomodándonos a lo que nos toca vivir con una continua reinvención. El aferramiento a la comodidad de lo conocido es causante de mucha infelicidad porque nos aleja de nuestra capacidad de adaptación que es básica para subsistir.

El aprendizaje continuado que cada ser humano va teniendo a lo largo de su historia personal, son como anexos clarificadores a pie de página, que nos permiten adaptarnos mejor a las circunstancias. Algunas veces estas circunstancias son agradables, y aunque supongan un cambio, y pueda ser estresante, sin embargo son cosas  que nos van motivando, que hacen que nos sintamos bien, que a veces nos crean la idea ilusoria que  algo va a permanecer mucho tiempo, pero que sin duda nos dan ilusión.

Sin embargo, y estas seguramente son las más, también nos ocurren cosas adversas, problemas, crisis y conflictos que se van acumulando a veces, que nos hacen ser más sabios, o nos obligan a tener que sacar a la luz nuestra propia sabiduría, pero también nos pueden hacer sentir más colapsados o impotentes.

Cuantas veces a lo largo de la vida hemos tenido que aprender a realizar distintos papeles dependiendo de lo que nos haya tocado vivir? Como padres, como pareja, como profesionales, como amigos… Cuantos de nosotros hemos tenido que volver a empezar? Después de alguna crisis personal, después de la pérdida de un trabajo, de la ruptura de una relación, de la perdida de algún ser querido?

Cuantas veces hemos fracasado o cuantas los demás nos han descartado por algo, dificultándonos mucho las cosas, criticado o dicho que no éramos capaces, o no servíamos para algo. La historia está llena de ejemplos de grandes personajes que una vez se les dijo que no podían, que no sabían, que no eran capaces. Y la misma historia ha escrito después sus nombres con letras mayúsculas, reconocimiento y agradecimiento, porque han planteado otras realidades, han sabido renovar y renovarse, formular nuevas preguntas para obtener buenas respuestas, y acoger positivamente los cambios.

A todos nos toca tarde o temprano hacer frente a las variaciones que se dan en nuestra cotidianeidad, y estas aunque no sea lo esperado, pueden traer  nuevas oportunidades. Por eso hay que renovarse en cada etapa de la vida porque lo que permanece, no lo hace por mucho tiempo. Podemos considerar el factor sorpresa de la incertidumbre como desafiante y motivador, pues  si damos cabida al “todo es posible”, y no nos aferramos demasiado a lo que tenemos, podremos ver los cambios como una oportunidad de innovación y reinvención. Ambas cosas nos hacen avanzar. La vida es cambio y evolución, no estancamiento. Las especies que mejor sobreviven no son las más fuertes, son las que se saben adaptar.

Lola Lopez

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