El bienestar general es el bien mas deseado del ser humano. La salud física y mental, es en realidad lo más preciado a lo que todos aspiramos, pero tenemos que convivir con estados menos deseables de salud debido a nuestras limitaciones, y a las dificultades que la vida nos va poniendo en el camino.
A todo el mundo le gustaría estar bien la mayor parte del tiempo, no sufrir, o sufrir lo menos posible, disfrutar de las cosas y conseguir todo lo que nos haga estar mejor, pero es obvio que es un imposible.
La vida es más fácil para unos que para otros. No es lo mismo disfrutar de un cierto nivel económico, a no tener trabajo. No es igual sentirse acompañado y protegido, que sentirse en soledad. Haber alcanzado las metas que hemos deseado o sentir que se están cumpliendo, a intentar una y otra vez lo que queremos conseguir, o lo que necesitamos conseguir sin lograrlo. Es diferente estar sano, a no estarlo.
Lo que es cierto es que a todos nos llegan desgracias, sufrimientos, crisis, adversidades. Forma parte de “pack de seres humanos”.
No es menos cierto que la felicidad como algunos nos la quieren vender, no existe en absoluto, y que a lo que podemos aspirar es a momentos de felicidad, como mucho, a un estado de bienestar global más prolongado. Esto depende en parte de nosotros, pero en otra gran parte, no.
Este grado de bienestar, lo queramos o no, también depende en gran medida de nuestra mente. Los problemas son inherentes al hecho de vivir, pero la forma de interpretarlos es lo que marca la diferencia. Personas del tercer mundo, sin apenas poder comer, demuestran mayor alegría muchas veces, que los que podemos vivir en el mundo occidental desarrollado donde las presiones económicas y sociales son de otra índole. Donde las necesidades tienen que ver más con el reconocimiento, el poder y el dinero.
El concepto “poseer”, “conseguir” “prestigio” “lucha”, tiene mucho “valor”, y mucha más relación con apegarnos a cosas materiales y a conceptos relacionados con el ego, que con la propia supervivencia. Este es uno de nuestros problemas: el enorme ego, crecido para soportar muchas veces nuestro sentimiento de indefensión y de miedo. Nuestra debilidad.
Al vivir en sociedad, se nos exige competir, batallar, conseguir…. Lo importante parecen ser las metas, y no el camino para lograrlas, pero lo que parece aún más claro, es que el tipo de metas a conseguir, no siempre son las más relevantes para hacernos realmente sentir bien. Puede que nos engañen durante largo tiempo, pero la verdad termina saltando a la luz por la obviedad de las limitaciones de estas metas.
La meta para estar bien tiene mucho más que ver con el propio cuidado personal, y con esto me refiero a cuidarse de verdad, no solo pretendiéndolo ni creando una idea falsa de autocuidado. No solo pudiéndote pagar unas vacaciones idílicas en en un sitio paradisiaco, que esta muy bien sin duda, pero ¿Cómo estas tu cuando decides descansar en este sitio paradisiaco? ¿estresado quizá? ¿te estas viendo en el caso de que ya no puedes mas con tu vida? De que te supera lo que ves, lo que escuchas, las presiones, ¿… todo lo que te rodea?
Llegaríamos al sitio paradisiaco haciendo que así fuera de verdad si tuviéramos tranquila nuestra mente, o calmado nuestro espíritu, y esto es más difícil de lo que parece en este mundo lleno, por no decir rebosante de estrés, prisas e incertidumbre, donde se pierde de vista lo que realmente importa, donde por desgracia caemos no tan difícilmente, en la enfermedad.
Como persona vivo los problemas que me toca afrontar, y los cuales no percibo como fáciles en muchas ocasiones, y veo como psicóloga, que a mi alrededor mucha gente es muy infeliz, o al menos que no es feliz como a ella le gustaría, según el concepto que nos han vendido de felicidad. O que querríamos que fuera. Los sentimientos y emociones que no siempre entendemos son responsables de eso. Y además nada es perfecto.
La frase “tu entenderás lo que te digo porque eres psicóloga”, es algo habitual ante lo que entiendo más que desde la psicología, desde la empatía, y lo descubro como una cuerda lanzada para asirse a alguna definición o explicación, que pueda dar cierto sostén para sentirse mejor, a una respuesta no encontrada. Muchas veces como una petición de ayuda y otras, como un parche para poder seguir auto-engañándose en vez encontrar soluciones desde la reflexión.
No nos entretenemos en plantearnos por qué no somos felices. Que quiere decir ser feliz. No nos paramos a pensar que tenemos limitaciones. No comprendemos, o más bien, no terminamos de aceptar, que hay momentos buenos y malos, y que por mucho que tratemos de evitar estos últimos, no van a dejar de aparecer.
Cuando llegan, lo que ocurre muchas veces que hace no nos sintamos bien, es que no miramos de frente las emociones negativas que nos producen, sino que huimos para no sentir, para no estar mal, y en esa huida somos por momentos conscientes de que estamos corriendo, y no nos gusta porque tampoco eso nos hace sentir bien. Es decir, aumentamos el sufrimiento buscando la felicidad. ¡Qué gran incongruencia!
Entonces llega la mega-marca reconocida como triunfadora, con imagen joven, alegre, desprovista de todo mal, con su publicidad ausente de miseria y fealdad, o el gurú de turno que parece estar inventando de nuevo la pólvora y te habla de que conseguir la felicidad es posible, muy posible, solo tienes que autoayudarte siguiendo unos consejos. Que, haciendo un curso para ser positivo, o leyéndote un libro, «que de verdad este si es el definitivo por lo eficaz», vas a conseguir llegar a lo más alto, al culmen de tus vivencias, a saber resolver todos los problemas, de dar solución a todas las incógnitas, a lo que otros pobres como no se han parado a pensarlo, o que son peores, o que no son tan privilegiados como tu, no llegaran nunca.
Y te sientes frustrado al comprobar que aun así no se van los problemas, sino que persisten o se incrementan, a medida que va aumentando tu ansiedad por ver que no consigues lo que se debería conseguir, según lo que te cuentan, para ser feliz. Y te preguntas ¿Qué no puedo hacer yo que estén haciendo otros que parecen más felices? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué sigo sin encontrar la solución a mí mismo y a mis problemas? ¿Por qué si busco ser feliz, no lo consigo?
Porque simplemente, la felicidad en mayúsculas como la queremos imaginar no existe. Que algunos problemas no se van tan fácilmente, y que no hay soluciones mágicas. Porque la solución comienza por la aceptación primero de ti mismo, y después de los problemas. Que también hay que darse permiso para saber pasarlo mal cuando estamos mal, y buscar soluciones no solo a los problemas, sino también si la salud se quiebra, o si somos mas avispados, antes de que se quiebre.
Porque los demás también están librando sus propias batallas y sus circunstancias, aunque se puedan parecer, no tienen que ver con las tuyas. Que no son tú. Que para estar bien o mal, no nos tiene que importar lo que a otros les pase, pues de nada nos sirve. Que cada uno desde si mismo, debe tratar de descubrir que es lo que le hace sentirse mejor. (Lo malo es que cuando la vida nos pone a prueba, seguramente muy poco o nada nos hace sentir mejor en esos momentos).
Podemos tratar de averiguar la forma que solo a nosotros nos sirva para estar de la manera más optima, encontrar caminos de conocimiento para poder quitarnos la venda que nos permita ver lo que realmente somos, (mejor dicho, todo lo buenos que somos), incrementar la calidad de nuestras relaciones personales, ayudar más al prójimo, ser mejores personas, pero no descuidando nuestro propio cuidado personal ni nuestra amistad con nosotros mismos.
También podemos adquirir habilidades y aprender, practicar con herramientas que nos proporcionen mayor bienestar.
Para unos, esa forma de estar mejor se consigue rezando, para otros, meditando, para otros, estando en la naturaleza, para otros en el silencio, para otros, estando solos, o dando un paseo en bici con su hijo, o tomando una copa con un amigo; para otros, yendo al gimnasio, corriendo o haciendo algún deporte de competición, para otros leyendo…o incluso cambiando de herramientas según el momento, o adentrándonos más profundamente en alguna de ellas a medida que vamos evolucionando, sentimos que crecemos o decrecemos (entendiendo por decrecer el estar pasando momentos de crisis)
Todo está bien si en el momento en el que estas, la herramienta que solo tú eliges te ayuda a estar mejor, a aumentar tu bienestar, y entendiendo que no va a hacerte feliz para siempre, pero si haciéndote sentir bien e incluso dándote la esperanza de que vas a estar mejor en el futuro, porque no en balde estas construyendo, afianzando la base.
Lo que nos da mayores buenos momentos, es conseguir muchos pequeños momentos de bienestar, que se pueden derivar bien del placer, o bien de otras cosas menos hedonistas que tienen más que ver con del equilibrio mental y emocional, con la prevención y con el largo plazo.
Es este equilibrio lo que nos ayuda a aceptar, y a resolver desde la calma las situaciones de conflicto que nos llegan, pero sobre todo a reconocernos, aceptarnos y querernos. Es una forma de aliarnos con el enemigo que tenemos dentro.
Cuando la vida te haga tambalearte, no dudes en parar y buscar soluciones. No echarte a correr, sino reflexionar desde la calma, y si necesitas ayuda de un profesional, porque te sientes desbordado, acude al que te dé garantías y confianza. No elijas al charlatán, al curandero, o te dejes llevar por los cantos de sirenas que hablan de la felicidad.
Se consciente que caer en una crisis no es una debilidad, sino un síntoma de que has luchado como has podido o de que estas luchando con lo que la vida te ha puesto delante Todos nos podemos ayudar en estas batallas, aunque las libremos solos, a fin de cuentas.
Lo que te va a dar tu medida de la felicidad es un computo de experiencias y estados de ánimo en los que sí podemos intervenir, sobre todo si somos conscientes de que nuestro rol consiste en buscar la que más se parece a nuestro propio concepto de felicidad, entendiéndola como “estar bien”, en vivir en la mayor paz el camino, como seres humanos, no como héroes de guerra enarbolando la bandera de la felicidad. Sin autoengañarnos ni que nos engañe el negocio de la felicidad. Siendo libres .
Lola López
Psicóloga empresarial y profesora de Mindfulness MBSR
#MINDFULNESS #REDUCCIONDELESTRES @MINDFULNESS
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LOLA LOPEZ
Psicóloga empresarial
AUTORA DE LOS LIBROS:
* «Mindfulness para empresas. La excelencia empieza en tí»
* «Mindfulness. Programa para la reducción del estrés.»