Desarrollar la atención se está convirtiendo en una buena forma de mejorar el rendimiento en la era digital.
La información masiva y multicanal que nos bombardea, contrariamente de lo esperado, en vez de aclarar, lo que hace es confundirnos muchas veces. También desviarnos de lo que tenemos que hacer.
En el trabajo, solo el 53 % de nuestro tiempo, estamos haciendo nuestras tareas. El 47 % del tiempo, estamos divagando. Nuestro pensamiento no está en el momento que vivimos, y nos dejamos llevar por el mismo, a sitios y momentos diferentes, que nos desligan de lo que tenemos entre manos. Esta, casi forzada desconexión, es producida en parte, por la cantidad ingente de estímulos externos a los que estamos expuestos, queriéndolo o no.
Por eso, desarrollar la atención, es una buena manera de conseguir mas y mejores resultados.
Curiosamente, cuando más desarrollamos la atención focalizada en una misma cosa, conseguimos al final habituarnos a desconectar de otras tareas y objetivos colaterales, que en ese momento están tratando de distraernos.
Cuando llevados por la presión y las distracciones, acabamos desconectando de la realidad, funcionamos de forma automática, en vez de consciente.
La forma de funcionamiento automático, solo cuando es acompañada de la atención, nos permite fluir, lo cual puede ser bueno para tareas muy rutinarias en ocasiones, pero no nos permite rendir al máximo, hagamos lo que hagamos.
La multitarea es un mito, Nuestro cerebro está diseñado para atender una cosa cada vez. Es verdad que nuestro cerebro obtiene una gratificación inmediata, con la inyección de dopamina que el abarcar muchas cosas, se descarga automáticamente en nuestro organismo, pero al hacer esto, sin duda perdemos creatividad y cometemos más errores, tanto en lo que hacemos, como en lo que tenemos que resolver.
Solo podemos atender varias cosas si lo hacemos de una en una, aunque el intervalo de pasar de una a otra sea muy corto, y nos dé la impresión de que podemos resolverlas a la vez, sigue siendo solo una ilusión.
Por otro lado, hay que tener en cuenta el tiempo de adaptación que se requiere al pasar de una a otra tarea, nos hace desaprovechar preciosos segundos, minutos, …, a veces mucho más.
No es la cantidad de cosas que puedas resolver, sino la calidad de las mismas. La atención determina la excelencia en lo que hacemos. Focalizar la tarea plenamente nos lleva a poder hacerla bien, cometiendo menos errores y siendo más productivos. Esta es una habilidad que también podemos aprender.
Cuando conseguimos estar atentos y focalizados, y además de eso, mantener una consciencia abierta, tratando de darnos cuenta, en todo momento, de lo que hay a nuestro alrededor, es decir, despiertos a lo que nos rodea, es cuando podemos conseguir, que haciendo un 20 % de esfuerzo, obtengamos un 80% de resultados satisfactorios.
Se comprueba una y otra vez que hacer más cosas, tratar de abarcarlo todo o casi todo, no mejora el rendimiento, sino que lo empeora.
Cuando por el contrario estamos distraídos, dejándonos llevar por nuestra mente divagante, y funcionando en automático sumidos en pensamientos, es cuando ocurre que necesitamos un 80 % de esfuerzo para conseguir tan solo el 20 % de los resultados.
En el trabajo obviamente, la concentración y la consciencia abierta, nos sirve para mucho. Con Mindfulness podemos desarrollar un habito que nos haga ser efectivos haciendo menos.
Tony Schwartz, estudioso de la excelencia en el mundo empresarial, dijo:
“paradójicamente, el mejor modo de hacer más parece ser dedicar más tiempo a hacer menos… lo que incrementa a productividad, el rendimiento, y por supuesto la salud”.
Si bien esto es así, no podemos estar permanentemente centrados en una tarea, porque también nuestra mente se fatiga. Por eso, la atención tiene, y debe, tener fluctuaciones. Cuando entrenamos nuestra mente, nos damos cuenta de que al final, si podemos elegir cuando, donde y como enfocar nuestra atención.
Es necesario tener presente, que no todo debe ser rendir. A veces, para ser productivo, debemos dejar paso a nuestra creatividad, que facilitada por nuestro pensamiento divergente es necesaria para tomar decisiones y para dar nuevas soluciones de enfrentamiento a los problemas.
Podemos en este caso, abstraernos, distraernos de lo concreto, pero aun necesitamos ser plenamente conscientes para ser creativos. El pensamiento delirante no conduce a nada si no está imbuido en la realidad que nos llega a través de nuestros sentidos.
Al permitir que nuestros pensamientos creen nuevas cosas, debemos estar haciéndolo desde la consciencia. Si lo hacemos sin ella, raramente serviría de algo, pues nuevamente nuestra cabeza, controlaría el modo en que funcionamos, haciendo el esfuerzo inoperativo y terminando la historia, en el mayor de los despropósitos.
Además, nuestro rendimiento en algo concreto, también se va a ver incrementado por esta capacidad que poseemos de concentrarnos en algo, dejando a su vez, abierta nuestra consciencia a todo lo que podemos percibir con nuestros sentidos.
Aunque queramos, no podemos mantener este estado de consciencia y atención permanentemente, por eso también debemos desconectar. Esto es, hacer pausas deliberadas para resetear nuestra mente, para permitirla descansar.
Resumiendo, podemos decir, que necesitamos estar atentos para aumentar nuestra productividad, para dar calidad a nuestra experiencia. Pero también para aprender las cosas y adquirir hábitos saludables y eficaces.
La atención y la consciencia, cuando van unidas en el proceso productivo, son el tándem necesario que nos permite desarrollar un trabajo excelente, sin caer tan fácilmente en el desánimo o el error.
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LOLA LOPEZ
AUTORA DEL LIBRO MINDFULNESS EMPRESAS. “LA EXCELENCIA EMPIEZA EN TI”. PIDE TU LIBRO EN: https://lolalopezpsicologia.com/sobre-mi/
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