William James, importante psicólogo americano, afirma que “la facultad de dirigir deliberadamente nuestra atención errante, una y otra vez, es lo que constituye el fundamento mismo del juicio, el carácter y la voluntad”. Además, añade: “cualquier educación que mejore esta facultad, será una educación para la excelencia”.

A veces, prestamos atención a un estímulo, hasta que se hace muy repetitivo. Cuando nos habituamos a él, nuestra atención baja. Esto suele ocurrir cuando ya hemos advertido conscientemente, que nuestro objeto de atención no supone una amenaza, y por tanto bajamos la alerta. Esto se llama economía cerebral, y se da más pronto, en caso de que estemos fatigados.

La atención plena, o mindfulness, trata de convertir lo habitual y rutinario en algo novedoso, para que nuestra atención en lo rutinario no decrezca tanto que nos haga perder la conciencia en el ahora.

Hacer de nuestra mente de experto, una mente de principiante hará que nos fijemos en cosas que, al habituarnos, nos habrían pasado desapercibidas. Es decir, se trata de “exprimir” la experiencia y vivirla como lo hace la mente de un niño o alguien muy poco experimentado.

No podemos mantener una atención plena todo el tiempo que permanecemos en vigila, pues automáticamente, nuestro cerebro selecciona el modo de atención que más le conviene, o simplemente, entra en divagación.

Nuestro grado de atención varia a lo largo del día. Como ya hemos dicho, en el caso de que haya fatiga, somnolencia, o condiciones ambientales como las altas temperaturas.

El modo de mente errante no es bueno cuando tratamos de realizar una tarea o concentrarnos en algo, pero si lo es cuando deseamos desconectar y dejarnos llevar por la mente divagante para alejarnos de algo que nos ocupa, o preocupa, y también para después, llegar a momentos de creatividad.

Por tanto, no solo la reflexión es buena, sino dejar que nuestra mente vuele sin rumbo también lo es, pero solo en momentos determinados, sin que esta entre en un típico pensamiento rumiativo. Y siempre y cuando no estemos realizando una tarea compleja, sino descansando y permitiendo fluir pensamientos inconscientes.

El trastorno más conocido de la atención es, el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH. Este trastorno conlleva una dificultad para dirigir y controlar la atención, así como la conducta en general.

Sabemos que las personas con este déficit son personas usualmente más creativas, que, aun teniendo dificultad para centrar su atención, son capaces de utilizar otros mecanismos cerebrales que compensan en cierto modo su dificultad de concentración.

Nuestras funciones cognitivas, como la memoria, necesitan de la atención. A veces podemos creer que nos falla la memoria, cuando en realidad es la atención lo que no tenemos.

La atención tiene unas capacidades limitadas, de ahí que no podamos realizar varias tareas a la vez, sobre todo si estas, son dos fuentes de información complejas.

Hoy día, que vivimos en un permanente bombardeo de estímulos externos, hay innumerables focos que reclaman nuestra atención. Podemos decir que estamos en la era de la distracción, y esto complica las cosas, pues adicionalmente, nos hace caer en la incertidumbre de que es lo que realmente importa de todo lo que nos apremia.

Con la atención en una sola experiencia, cometemos menos errores, nos cansamos menos, y disfrutamos más de las cosas que vivimos en el momento presente. Esto, a su vez, nos da la conveniente impresión de que no se nos escapa nada, y de que podemos controlar nuestra experiencia de algún modo, lo que nos proporciona un estado de tranquilidad y calma. Aquietamos de esta forma, los circuitos neuronales que nos ponen en situación de crisis o amenaza.

A raíz de las aportaciones de James, en nuestros días, la ciencia, considera que hay varios tipos de atención:

  • Atención selectiva o concentración
  • Vigilancia o atención constante
  • Atención dirigida a cambios muy rápidos
  • Control cognitivo o mantenimiento de la atención en una cosa en concreto descartando distracciones
  • Metaconciencia, o darse cuenta cuando la mente se nos va, y volvemos a tomar conciencia enfocando nuevamente la atención en algo

Cuando nos concentramos en algo, alejamos nuestra mente divagante, detectamos los detalles, nos hacemos conscientes de más oportunidades, y, por último, y, sobre todo, nos da claridad mental, tan importante en la toma de decisiones.

A medida que aprendemos a concentrarnos en algo, vamos adquiriendo el habito de tener una atención sostenida sobre lo que nos rodea. Esta es la mejor forma de que nuestra mente no nos controle, divagando sin parar, sino de que sea utilizada por nosotros.

El MBSR (mindfulness para la reducción del estrés de Jon Kabat Zinn), fortalece, además de la atención, nuestra memoria operativa. Amplifica lo que es relevante en un momento determinado para nosotros, filtrando de entre las señales del entorno, las más relevantes y descartando las poco importantes.

La meditación, influye directamente sobre la atención. La concentración puede ser entrenada con mindfulness. Esto dará calidad a todas nuestras experiencias, además de hacernos más efectivos.

Las cosas que emotivamente no sentimos, o intencionadamente no queremos, y por tanto no nos afectan tanto, es difícil que sean objeto de nuestra atención.

Se atiende lo que se aprecia o desea, y se desatiende lo que no nos produce ningún interés. Por tanto, los intereses, las preocupaciones, las ocupaciones, los deseos, las aspiraciones y, sobre todo, las motivaciones y los hábitos, hacen que cada persona se fije en ciertas cosas o situaciones. 

Si nuestros objetivos y propósitos están bien definidos a nivel consciente será mucho más fácil centrarnos en todo lo que esté acorde con ellos.

Aunque a veces, también las distracciones provienen de nuestro interior. ¿Qué es un pensamiento errante o una mente divagante si no aquella que está prestando atención primordialmente al yo, mí, me, conmigo… es decir, centrados permanentemente en nosotros y nuestras preocupaciones?

Por eso, a través del autoconocimiento, también conseguiremos centrar nuestra atención, pues conociendo nuestras reacciones emocionales, alejaremos un pensamiento divagante y rumiativo sobre lo que somos y lo que nos pasa.

A veces, todo lo que importa, es contemplar un paisaje, una puesta de sol, y darse cuenta de las maravillas que esto encierra, para ejercitar la atención.

LOLA LOPEZ

AUTORA DEL LIBRO MINDFULNESS EMPRESAS. “LA EXCELENCIA EMPIEZA EN TI”.      http://myBook.to/MindfulnessEmpresas

TALLERES Y CURSOS DE MINDFULNESS PARA EMPRESAS. MINDFULNESS PARA LA EXCELENCIA EN EL LIDERAZGO

Webs: www.lolalopezpsicologia.com |  www.mindfulness-empresas.com

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X