SABER CAMBIAR CON FACILIDAD EL FOCO DE LA ATENCIÓN, ES UNA IMPORTANTE HABILIDAD DIRECTIVA
En cualquier empresa, mucho más, en aquellas que tienen que ver con tecnología, las estrategias del presente, no pueden perder de vista, en ningún momento, las estrategias de futuro. Pues el presente cambia con una rapidez asombrosa. Y el futuro, está más determinado que nunca, por cientos de diferentes factores, que son inherentes al desarrollo social y tecnológico en el que vivimos.
De ahí, la ventaja de tener líderes que realmente sean buenos visionarios.
En nuestros días, hablamos de la necesidad de líderes que tengan una mente ejecutiva, en todo momento consciente y adaptable, para saber equilibrar el foco de la atención.
Para estar unas veces atentos a la estrategia actual, y a la forma de explotar lo que vendemos, perfeccionando su rendimiento. Pero otras veces, cambiar rápidamente la perspectiva, para observar hacia dónde va el mercado y la sociedad. Ser flexibles para innovar, y saber en qué dirección.
Hay muchos ejemplos de grandes empresas, de ventas millonarias en un momento de su historia, que se han quedado ancladas, desfasadas ante los competidores, y ante sus clientes, por estar demasiado centrados en sus beneficios actuales y no haber sabido interpretar el futuro.
Los mejores líderes son aquellos que no pierden la visión, no solo de la situación actual de su empresa, equipos y productos, sino que mantienen la vista puesta en el horizonte.
Por tanto, una competencia importante del líder, es saber conjugar ambas cosas:
-Saber trabajar en su estrategia actual, transmitiéndola e inspirando a su equipo, para llevarlos en la dirección adecuada.
-Pero no perder de vista hacia donde irán las estrategias de futuro. Es decir: estar preparado para asumir la innovación y el cambio.
Hoy día, las nuevas investigaciones de las teorías del liderazgo, consideran que el líder debe tener una nueva habilidad: La de saber cambiar el foco de su atención con rapidez y flexibilidad. Del presente al futuro.
Concentrarse en el presente, pero saber también proyectar su atención hacia el devenir, para hacer lo incierto, más predecible.
Ya sabemos que un buen directivo, debe tener en cuenta lo que llamamos “triple foco”: el foco interior, el foco exterior, y el foco en los demás.
El foco interior requiere conocernos, saber detectar y gestionar nuestras emociones. Pues nuestra Atención en lo que hacemos, y nuestra Inteligencia emocional, van de la mano.
El foco en los demás, supone estar en contacto con las personas con las que debemos tratar, tener en cuenta sus opiniones y la resonancia en ellos de nuestras decisiones, ser empáticos, persuasivos, inspiradores, y hábiles emocionalmente.
Y el foco exterior, es el concerniente a la realidad del mundo en el que vivimos. Supone un análisis continuo del comportamiento de la competencia y de los consumidores. Una mente amplia para ver oportunidades y amenazas, en base al análisis de la información que se obtiene del entorno global.
Por tanto, esta habilidad de liderazgo, tan importante para adaptarse a los nuevos tiempos, requiere de la capacidad para tener presente este triple foco, además de poner, en el momento oportuno, bien en el presente, bien en el futuro, la atención consciente. Esto es lo que llamamos función ejecutiva de la mente.
Según Goleman, “la integración de los datos de la atención, con los de la Inteligencia emocional, y el rendimiento, constituyen el motor oculto de la excelencia”
En la definición y planificación de una estrategia de futuro, no solo son válidos los datos objetivos, o lo que parece obvio.
Las decisiones desafortunadamente no están basadas solo en una ecuación matemática, ni en un, más o menos complejo, árbol de decisión, sino que algo que poseemos, llamado intuición visceral, es la que, si le damos credibilidad, nos hará encauzar muchas veces, más acertadamente, la dirección de las estrategias a seguir.
La innovación, sobretodo en sectores más punteros, es tan necesaria para la supervivencia y el crecimiento de la empresa, como la explotación de sus productos actuales. Requiere de buenos visionarios.
Los visionarios se basan mucho en su intuición.
Para tomar las mejores decisiones, podemos desarrollar esta habilidad de enfocar la atención en diferentes niveles. Es decir, ser capaces de trabajar en las estrategias de supervivencia, pero también en las de crecimiento y desarrollo de futuro.
Hay que tener una mente concentrada, pero abierta al mismo tiempo.
No todos los lideres la poseen. Hay líderes que están muy orientados al logro de una forma más directiva, otros, que se centran en las personas y saben motivar muy bien a su equipo, otros, que se esfuerzan por no caer en distracciones que le hagan desviarse de sus propósitos, otros cuya fortaleza es ser muy positivos y resilientes, con capacidad de no sucumbir al desánimo.
También, podemos hablar de los creativos, aquellos lideres centrados en el futuro, pero con el riesgo a perder la realidad del negocio.
Sin embargo, aquellos líderes que no son capaces de combinar ambas visiones, e intuir que tarde o temprano, la empresa tiene que modificar su estrategia, a consecuencia de las presiones del cambio, podrán ser buenos líderes ahora, pero pueden de repente, dejar de ser eficaces, pues no habrán sabido ver las oportunidades.
Para inventar la estrategia de futuro, el líder debe tener creatividad e intuición.
A veces hay que hacer un esfuerzo para desligarse de la rutina y los hábitos, y adentrarse en el camino de la innovación.
Este camino no puede iniciarse si se tiene sobrecarga mental o un estrés excesivo. Por ello, la habilidad de enfoque de atención del líder, pasa por unas condiciones: una sabia gestión de la presión en el trabajo, una buena salud emocional, y un equilibrio personal.
¿Si eres líder, te preocupas de examinar en ti estas condiciones?
¿Si eres quien dirige la empresa, te preocupas de dar a tus lideres el escenario apropiado y la oportunidad de ser creativos?