El miedo es la emoción más difícil con la que convivimos. Depende mucho de las experiencias pasadas que se quedan almacenadas como un registro en nuestra memoria emocional, en nuestro inconsciente, y que nos condicionan durante mucho tiempo, incluso durante toda la vida. Nos condiciona hasta tal punto, que nos puede convertir en algo que no somos o volvernos indefensos ante el estrés.

No podemos vivir sin miedo pues es muy necesario para subsistir, lo que si podemos hacer es convertirlo en nuestro amigo invisible, un amigo al que no siempre hay que prestar atención, pero si reconocerlo, aceptarlo y reconciliarse con él, por que el miedo siempre va a estar en nuestra cabeza. El miedo va a nuestro lado, no podemos pensar que se va a ir, o que seriamos felices sin él, porque siempre va a estar.

Para entender el miedo podemos referirnos a la película “Una mente maravillosa” que cuenta la historia de John Forbes Nash, ganador del Premio Nobel de Economía en 1994. Siendo enfermo de esquizofrenia, a su lado caminaban siempre tres personajes que solo existían en su mente debido a su enfermedad. Cuando tenía delirios y alucinaciones a consecuencia de sus brotes psicóticos, obedecía y hacia todo lo que estos personajes imaginaba que le decían. Los problemas familiares, sociales y laborales a consecuencia de la enfermedad se multiplicaban, haciendo de el por logica un ser  inadaptado y peligroso.

La película acaba bien porque no solo se logra  controlar su enfermedad, sino porque gracias a su mente brillante consigue el merecido Nobel. Al final de la película el protagonista sigue caminando con sus tres personajes imaginarios, solo que al estar su enfermedad bajo control, y haber aprendido a vivir con ellos, los admite sin reservas a su lado, pero también sin prestarles atención. Se reconcilia con su imaginación, pero ya no obedece lo que imagina.

El miedo es ese amigo invisible, a veces incomodo, con el que caminamos y debemos tratarlo con amabilidad, sin intentar huir de él. Todo el mundo tiene miedo. Es necesario porque nos salva de lo que amenaza nuestra integridad. No se es más valiente por no tenerlo, sino por superarlo. Si dejamos que el amigo invisible nos lleve de su mano, cada vez se hará más presente en nuestra vida y tendrá más poder. Dejar que esté a nuestro lado no es dejar que él nos lleve, pero si admitir que este ahi.

Algunas conductas ante el miedo son de evitación (alejarse cuanto más mejor de aquello que nos parece peligroso), otras de “camuflaje” (“hacerse el muerto” para pasar desapercibido o esconderse tras de algo), otras de “heroicidad” (se da en las catástrofes, en las que sobresale el típico héroe que favorece soluciones para todos, tratando así de escapar de su propio miedo), otras de luchar y defenderse desproporcionadamente incluso.  Gastamos nuestra energía psíquica de una u otra forma para hacerle frente.

Una de las cosas mas aconsejables cuando el miedo nos influye, no nos deja que hagamos nuestra vida normal, nos haga huir permanentemente, o sufrir demasiado, es sin duda el sentido del humor. Cuando se llega al borde del precipicio, o se siente el riesgo, y el peligro no es real sino que esta solo en nuestra mente, reírse de algo o buscar la parte divertida puede ser una buena solución.

Realmente hablamos de la aceptación del miedo como premisa necesaria para superarlo. No hay que tener miedo a sentir miedo, o ante cosas que nos pueden parecer incluso absurdas de temer. No hay que resistirse a él, porque “a lo que te resistes, persiste”.

La vida de cada uno es incertidumbre, en menor o mayor cantidad, pero lo es. Lo desconocido no nos gusta. Que puedan ocurrir cosas temidas y no previstas no es nada agradable para la mayoría, por eso nos aferramos a nuestra zona de confort lo máximo posible. Pero la búsqueda de seguridad es la causa de mucho sufrimiento y de muchas aversiones que tenemos a cosas que nos puedan pasar, a personas, a  creencias colectivas, a grupos, a cosas que ni siquiera conocemos…

Este es uno de los motivos de los extremismos y fundamentalismos. Tratar de cerrar nuestra zona de confort para resguardarnos de lo supuesto malo, aislarnos de posibles peligros. Pero este aislamiento, contrariamente a lo que cabría esperar, no hace sino reforzar el miedo y aumentar la distancia entre lo que tememos y la solución.

¿Cómo se supera el miedo?

La mejor manera de vencer el miedo es acercarse poco a poco a lo que nos lo provoca. En la superación del miedo, un pequeñísimo paso, es un gran paso. Debemos hacer todo lo posible para avanzar, aunque sea muy despacio, hacia lo que tememos.

Los dos grandes miedos son:

-El miedo a lo desconocido

-El miedo a sufrir

No debemos olvidar que lo que nos decimos sobre lo que nos pasa o nos ha ocurrido en el pasado, cuando ha tenido una fuerte carga emocional sobre todo, es lo que condiciona nuestro miedo en el futuro, y que agrandamos el miedo con nuestra mente, por eso visualizar una realidad futura deseable por nosotros, o imaginar situaciones en las que lo pasamos mal debido al miedo, y que conseguimos superar, nos ayuda mucho a tener el coraje suficiente, a desoír  falsas alarmas en determinados momentos.

Mejor dejar que nuestra mente viva en armonía con el miedo para poder expresarnos tal como somos. Para poder dejar a la luz todo lo que llevamos dentro, para permitir que la película de nuestra vida también tenga bonitos finales, y no permitir que el miedo nos impida desarrollar  la mente maravillosa con la que nacemos.

Lola Lopez

 

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
X